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Activismo desde las aulas

Una forma de explicar la realidad a los alumnos

Cada día oímos hablar más de activismo y vemos a nuestros amigos y conocidos declararse activistas, especialmente en las redes sociales. Solo hace falta abrir Twitter o Facebook para darse cuenta de que gran parte de las personas que seguimos se describen como activistas en sus perfiles. Sin embargo, a pesar de ser una tendencia al alza sobre todo entre los jóvenes universitarios y postuniversitarios, aún no ha calado tanto este afán de ser activista entre los adolescentes, y aún menos entre los niños. Esto se debe, en parte, al papel que juegan los docentes en las escuelas y en los institutos, puesto que la labor de concienciar a los alumnos sobre las injusticias sociales y sobre su responsabilidad como ciudadanos no está teniendo tanta difusión como debería, aunque sin duda hay escuelas que incorporan en sus programas esta formación.

Pero, independientemente del papel de las escuelas, ¿un niño puede ser activista? ¿Cómo puede un docente promover el activismo en sus aulas? ¿Cómo se podría introducir el activismo en el currículo académico? ¿Cuál sería la mejor forma de concienciar a los alumnos? ¿Cómo hace un profesor activista para transmitir el deseo de lograr un cambio a sus alumnos? A estas preguntas y a muchas más responde en esta entrevista el profesor de informática y activista social Rafael del Castillo Gomáriz, que tiene una larga trayectoria en este ámbito. Es miembro de Stop Desahucios Córdoba, vicepresidente de honor de la Fundación Española de la Tartamudez, y exconcejal de Izquierda Unida.

1. ¿Qué es ser activista?

Para mí es estar concienciado de que este sistema no funciona para la mayoría social, y trabajar en un colectivo para cambiarlo desde la solidaridad, la honestidad y la lucha no violenta.

2. ¿Cómo llega uno a serlo?

Supongo que un día uno se da cuenta de que lo es al ir poco a poco tomando partido por quienes sufren situaciones injustas, hasta que llega un momento en que te ocupa bastante tiempo de tu vida.

3. ¿Se puede unir activismo y pedagogía?

El activismo sin pedagogía no es activismo, se transforma en caridad o simplemente no cumple su función.

“El activismo sin pedagogía no es activismo”


4. En tu opinión, ¿cómo se pueden formar alumnos activistas?

Cuando nos tomamos la educación como algo mucho más rico que enseñar matemáticas o lengua. La educación es una herramienta para la vida, para proporcionar recursos para explotar nuestras capacidades desde la libertad de acción y de pensamiento, para gestionar nuestra salud emocional y para aprender más que para que te enseñen.

“La educación es para aprender más que para que te enseñen”


5. ¿Crees que es bueno serlo? ¿Por qué?

Sí, porque te ancla a este mundo, a su gente, da sentido a muchas cosas y de algún modo alimenta tu mochila de cosas buenas.

6. ¿Un niño puede ser activista? ¿Cómo?

Sí, no tomándoselo como un fin en sí mismo, simplemente siendo partícipe de la realidad en la que vive y actuando colectivamente para que las personas de su entorno sean más felices, y esto le hará darse cuenta de que alimenta su felicidad.

“Un niño puede ser activista siendo partícipe de la realidad en la que vive”


7. Desde tu punto de vista, ¿qué es lo que se necesitaría incorporar en el currículo académico para fomentar el activismo desde las aulas?

Se necesitaría incorporar la educación emocional, el conocimiento del tejido social del entorno en el que se vive, la historia de su barrio o ciudad, además de dotar de más descentralización a los centros educativos para elaborar una parte del currículo con la participación de las familias y el tejido asociativo.

Para fomentar el activismo en las aulas es necesario contar con la participación de la familia y los organismos sociales a la hora de elaborar el currículo académico


8. Cuándo eras estudiante, ¿qué te hubiera gustado aprender en clase sobre el activismo?

Más que aprender, me hubiera gustado conocer cómo luchas sociales concretas cambiaron la sociedad en que vivían desde una perspectiva más humana que académica.


9. ¿Qué consejo darías a un docente que quiere impulsar el activismo entre sus alumnos?

Que intente aprender de ellos, que se tome en serio sus sentimientos, que se dé cuenta de que la escuela te tiene que preparar para la vida y no para saber muchas matemáticas o lengua, y que lleve a sus clases a representantes de luchas sociales que valgan la pena para que su alumnado las conozca, desde la curiosidad más que desde la obligación programática o curricular.

 

 

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