Editorial

En la era de la sobreinformación las familias dan por hecho que sus hijos ya lo conocen todo sobre el sexo. En 6.º de Primaria se presenta el mundo sexual por medio de la clase de ciencias: en resumen, la mujer tiene ovarios y el hombre testículos…

Los niños saben ya toda la parte mecánica y biológica del sexo, sienten su cuerpo cambiar, pero nadie les habla de amor, porque ya nadie habla de amor en realidad. El amor es la clave en la forma de relacionarnos. Amor no significa pareja ni matrimonio ni familia. El amor implica explicar que existe un código y una forma de relacionarse, que no todo vale. Una relación de amor implica respeto absoluto y un mínimo de compromiso, sobre todo con uno mismo. Reconocerse enamorado es un síntoma de madurez, pero los adolescentes no son maduros, por lo que es algo realmente complicado de abordar si no se ha introducido el concepto antes de ese momento de cambio sexual. El amor es algo íntimo y exclusivo de cada individuo, se puede sentir pero no ser compartido. El amor es algo que va de dentro a fuera, una aptitud de vida. El amor implica quererse a uno mismo y después decidir compartirse o disfrutarse con los demás.

El amor no es dominante ni verdadero o falso, el compromiso puede ser de una tarde o para toda la vida. Pero eso sí, implica el grado máximo de respeto hacia el otro. Y ese otro puede ser un amigo o amiga o bien una pareja, pero también puede ser una mascota.

 El 13,1 % de los alumnos de 2.º de la ESO (encuesta realizada por la revista oficial de Pediatría de Atención Primaria sobre hábitos sexuales en jóvenes entre los 13 y los 18 años) ya han tenido su primera relación sexual con penetración. Son capaces de tener sexo, pero la pregunta es si son capaces de entender el amor.

Nuestra sociedad, nuestras familias y nuestros jóvenes de todas las etapas educativas buscan desarrollar un sentido crítico con el mundo que les rodea; para ello hay que ser científicos y pragmáticos, superar miedos, pero nunca se menciona el amor. No hay persona más vulnerable que aquella que no gestiona sus emociones. Y el amor es un estado emocional. La relación desde uno mismo hacia el resto de seres, humanos y biológicos, con los que nos compartimos. Hay que romper el tabú y hablar con nuestros hijos del amor porque del sexo ya hablan bastante. Para empezar ayuda que les hablemos de nuestras propias historias y de nuestros momentos en los que nos hemos sentido enamorados. ¿A que solo de leer esto os incomodáis? ¿Por qué nos da vergüenza reconocer que hicimos o hacemos tonterías por amor? Otras acciones deben generar incomodidad como mentir, robar, engañar o acosar a cualquier persona, pero… ¿amar?

La tecnología sorprende y sobrepasa a los adolescentes y a los padres por igual

Nosotros, como familias, vivimos en su mundo —el de los adolescentes— de forma distinta, pero el día a día también nos sobrepasa como a ellos: las redes sociales, los cánones de imágenes perfectas, la apariencia, la felicidad fingida, todos queremos ser instagramers, youtubers, y levantarnos de la cama como si fuéramos Julia Roberts en Pretty Woman, pero somos como somos y en la vida real no hay cámaras ante las que posar. Debemos de ser nosotros quienes les enseñemos que en el mundo real hay lágrimas de emoción, hay acaricias a amigas o amigos cuando lo pasan mal. Pero también hay enfados y existen palabras mágicas como «perdón» o frases como «no quise hacerlo», debemos decirles que cuando nos enfadamos con alguien es cuando más tenemos que hablar con esa persona. Que cuando llega el momento en el que solo nos salen malas palabras existe la opción del silencio. Eso solo puede aprenderse en casa, fuera del horario escolar.

Si como padres y madres somos capaces de conseguir que nuestros hijos puedan entender y descubrir el concepto del amor, cuando tengan sexo lo disfrutarán mucho más, independientemente de la pareja y de las circunstancias de esa experiencia. ¡Romped con el tabú del amor!

Bibliografía:

Hábitos sexuales en los adolescentes de 13 a 18 años, encuesta completa realizada por la Asociación de Pediatría de Atención Primaria

Pediatría Integral, Sexo en la adolescencia