Discriminación laboral en las aulas

La sociedad actual tiende a asociar ciertas profesiones a las mujeres y ciertas otras a los hombres a pesar de que la formación de ambos en el sector podría ser la misma, igualmente se cuestiona la capacidad de desarrollar o llevar a cabo el trabajo de educador en infantil y primaria. La situación es un reflejo de los prejuicios que existen en la cultura social actual los que afectan al desarrollo socio-laboral de las personas en el sector de la enseñanza.

El 95% de las personas que educan a los niños durante los primeros años de vida en la escuela son mujeres, como también vemos que 3 de cada 4 educadores de primaria y más de la mitad de secundaria son mujeres.

 ¿Quiere decir esto que la participación del hombre en el sector educativo no está bien considerada en la sociedad?

Lamentablemente, estos datos no hacen referencia únicamente a España, es una tendencia que se expande por toda Europa, donde el 64% del profesorado de las primeras etapas de desarrollo educativo son mujeres. Se considera la posibilidad incluso de que el papel de la maestra sea una especie de extensión de la maternidad; un pensamiento antiguo que se argumenta con la experiencia de las mujeres como madres.

Lo curioso es que en educación superior la tendencia se invierte y seis de cada diez profesores resultan ser hombres, según las estadísticas llevadas a cabo por el Eurostat (Oficina Europea de Estadística).  Incluso en Europa los hombres predominan durante la educación superior.

Una persona con la formación adecuada puede ejercer cualquier tipo de trabajo indistintamente de su sexo. Y este pensamiento debe propagarse entre la sociedad que encuentra extraño o poco común encontrar un hombre educador durante las etapas más importantes del desarrollo de los niños, donde además está demostrado que la figura femenina les ayuda a no asociar a la mujer como única responsable de su cuidado.

La enseñanza primaria es la base de cimentación de los valores sociales y familiares de los niños y si se cierra  el campo a los hombres, se provoca que los niños acaben por considerar el magisterio como un oficio de mujeres al que no querrán dedicarse.

Fuente: Eurostat (Oficina Europea de Estadística)