Educación separada por sexos

Reclamar educación separada por sexos puede parecer discriminatorio y algo anticuado, pero nada más alejado a la realidad. Asumir y entender las diferencias cognitivas que existen entre los sexos es uno de los retos de la educación moderna. Existen muchos estudios especializados que demuestran las diferencias no solo biológicas u hormonales, sino también neurológicas entre el cerebro femenino y masculino. La capacidad de procesar el lenguaje, los números y la conciencia del «yo»  empieza entorno a los dos años en el caso de las niñas, mientras que en los niños comienza, por promedio, a los cinco años.

Según Ignacio Morgado, catedrático de Psicobiología de la Universidad Autónoma de Barcelona, “el hombre supera a la mujer en destreza y habilidad motoras, en orientación, en razonamiento matemático, entre otras aptitudes. La mujer es mejor que el hombre en movimientos fijos y precisos de manos y dedos, en cálculo y computación matemáticas, en la percepción sensorial (salvo en visión, equiparable en ambos), en fluidez verbal y en comunicación emocional, o expresión corporal”

Las conclusiones del Informe PISA revelan las diferencias de resultados entre los chicos y chicas de los países de la OCEDE, en el caso concreto de España, las chicas sobrepasan en 35 puntos la comprensión lectora sobre los chicos.

Existen detractores y  defensores de esta diferenciación

Los detractores, por ejemplo en EEUU, creen que un sistema diferenciado viola el principio de igualdad y el derecho a trato “similar”, su objetivo es conseguir igualar los resultados docentes en favor de las minorías raciales.

Los defensores argumentan que no se trata de apartar o alejar los niños de las niñas, como años atrás, sino que la educación diferenciada permitiría atender mejor las capacidades de aprendizaje de cada sexo en aquellas áreas en la que están menos dotados. Habría que adaptar los programas y contenidos educativos, ¡todo un reto! Tal vez la comprensión lectora la desarrollan más las niñas porque los contenidos son más afines a la capacidad neuronal, mientras que los niños pueden sentir curiosidad por leer contenidos de no ficción o más técnicos pero se les obliga a adquirir habilidad lectora con cuentos y temas predeterminados inamovibles dentro de los rígidos planes de estudio.

Una educación diferenciada no es separadora de los sexos, sino socializadora de los mismos en el entorno escolar. Una vez entendido la igualdad  hay que desarrollar la comprensión de las diferencias que existen en el espacio del aula, algo realmente complejo. Sobre todo cuando la autosegregación por sexos se da en la escuela cuando los alumnos tienen libertad de agrupación.

Existen estudios sobre comportamientos  de los alumnos a la vuelta de vacaciones: al empezar el curso socializan mejor y los grupos son más mixtos que al finalizar el año. Paulatinamente los jóvenes se  autosegregan por sexos lo que hace pensar en trabajar en grupos reducidos mixtos tutorados por adultos donde se fuerce la colaboración y participación de todos los miembros.