Según la página web macros.com, que muestra la tasa de desempleo entre menores de 25 años en octubre de 2019, más de un 32 % de jóvenes no tienen trabajo. Si lo desglosamos más, vemos que el paro entre mujeres es un 5 % más elevado que entre hombres.

Hoy en día, en España nadie te garantiza que tener un título universitario sea sinónimo de encontrar trabajo fácil y rápidamente. Según el informe «Inserción laboral de los egresados universitarios», elaborado por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, en 2018 casi el 28 % de los titulados de ese año seguían sin empleo. A este dato hay que sumarle, además, que España es el país europeo donde los titulados tienen trabajos menos cualificados, un 37 % frente al 23 % de media en Europa.

Lo curioso es que los programas académicos y la calidad educativa que se imparte es muy parecida en toda Europa, lo que nos lleva a la conclusión de que ese no es el problema. La diferencia se encuentra en el mercado laboral y, más específicamente, en todas aquellas pequeñas y medianas empresas que no tienen los recursos necesarios para contratar a personal cualificado, y eso se traduce en perfiles que se alejan de la formación universitaria.

Las empresas solicitan exigencias desmesuradas a los jóvenes para su primer empleo

Otra de las dificultades con la que se encuentran los jóvenes al buscar trabajo son las exigencias desmesuradas que piden en las ofertas de trabajo algunas empresas cuando solicitan un perfil de becario, por ejemplo, los años de experiencia. Tú como empresa no puedes colgar una oferta de trabajo dirigida a un perfil de becario y pedir que esa persona tenga años de experiencia laboral. En 2016, el portal de empleo Infojobs tuvo el caso de una empresa que se encontraba en pleno proceso de expansión y colgó una oferta en la que se solicitaba un perfil de becario que hubiera trabajado durante 5 años en ese sector. Se apuntaron 59 personas en 22 horas, pero después el anuncio fue corregido, rebajando esos 5 años a 1. También existen grandes organizaciones que se equivocan en este sentido, como por ejemplo una cadena de supermercados muy conocida en España que buscaba empleadas con una talla entre la 36 y la 40, una altura de 1,63 y una edad entre 26 y 42 años.

De vez en cuando van apareciendo este tipo de ofertas que no son legales en los distintos portales de empleo digital. La discriminación sexual o racial es lo más habitual, aunque también encontramos ofertas laborales con sueldos por debajo del mínimo obligatorio o incluso sin percibir ni un euro a final del mes. Cuando se detectan estos casos, la inspección de trabajo abre una investigación para valorar si la empresa debe ser sancionada.

Aun así, no todas las empresas siguen el mismo camino, pues hay organizaciones que ponen en marcha iniciativas para formar y capacitar a los jóvenes para que accedan a un primer empleo con las mejores condiciones posibles. Un buen ejemplo es el programa de prácticas, en el que las empresas firman convenios con las universidades para ofertar puestos de iniciación y, a partir de ahí, ir creciendo profesionalmente con la posibilidad de incorporación en la empresa. También existen becas que ofrecen las empresas a ciertos perfiles que cumplen características académicas y económicas, y los llamados programas de Formación Profesional Dual, que permiten combinar la formación en el centro educativo con la actividad en una empresa.