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Mamá de un universitario

La última etapa escolar de la maternidad

«¡Pasa muy rápido!». Todos hemos oído alguna vez está expresión mientras paseábamos a nuestros pequeños en el cochecito o bien intentábamos ayudarlos a caminar en sus primeros pasos. De los miedos de las primeras horas a la incertidumbre del primer año, al enamoramiento que se nos cuela dentro para quedarse en nuestras almas mientras llegan al colegio y superan esas lágrimas, ácidas para nosotros, olvidadas ya para ellos… Primeras sumas, caligrafía, su primer libro, primeros exámenes… Estudio, risas, nervios, juntos , siempre juntos… Y de pronto su habitación está vacía y  él camina solo en un campus universitario que, a pesar de que esté cerca, se convierte en el sitio más alejado de nosotros, de las madres y de los padres.

Atrás quedan las horas de juegos después de las actividades extraescolares, el estudio, los fines de semana, la cena equilibrada y la habitación perfecta en la que quepan sus sueños y nuestras expectativas.

Llegar a la universidad coincide con muchos factores influyentes: su mayoría de edad, tal vez su licencia de conducir, y con la menopausia de las madres. Hormonas a lo loco para ellos y  para nosotras. Entre sofocos, malhumor y extraños achaques una nueva vida, no solo para los estudiantes, sino para la familia al completo se abre paso cambiando nuestra rutina diaria para siempre. Hay una sensación de pérdida en la casa: la madre pierde al hijo, el hermano a su compañero de juegos y riñas. Una habitación vacía que se hace grande, infinitamente grande y silenciosa las primeras semanas. De pronto, ya no tiene sentido comprar lo que comprábamos antes, ni cocinar ni llegar temprano a casa. Él avanza solo por su nuevo camino con independencia de nuestros mensajes y llamadas perdidas. 

Curioso sentir esa mezcla de orgullo y dolor a la vez, esa satisfacción por todo lo recorrido 

Curioso sentir esa mezcla de orgullo y dolor a la vez, esa satisfacción por todo lo recorrido y poder soltar el hilo, ese pequeño e invisible hilo que nos entrega la maternidad y que sabemos, desde el principio, que debemos dejar ir. Dejamos ir a un niño, escuálido e inseguro, pero regresa un hombre grande, hecho y derecho, con un corte de pelo que nos resulta extraño, un olor nuevo y ajeno…

Es una nueva etapa en la maternidad para madres y padres, aunque se nos escapan preguntas que le interrogan sobre si estudia, si hace los deberes, si habla con los profesores, si necesita algo… Siempre hay «sis», «porsiacasos», que  pretendemos prevenir pero se nos desbordan por nuestra zona de confort maternal.

Llegar a la universidad coincide con muchos más factores influyentes: su mayoría de edad, tal vez su licencia de conducir…

A todos los que hoy tenéis que repasar las mochilas, revisar las agendas del colegio, preparar merienda o cena mientras se llena la bañera y vais gritando el nombre de vuestro hijo en alto para que acabe los deberes, si os sentís cansados o sobrepasados pensad una cosa: «¡Pasa muy rápido!».

 

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