Todos los padres y madres se han hecho esta pregunta alguna vez: «¿Le doy paga a mi hijo o le doy dinero cada vez que me lo pida?». Existen varias formas de contestar esta cuestión: se puede dar una paga porque sí, o bien por ayudar en las tareas de casa, o por aprobar los exámenes, o por cualquier buen comportamiento pactado… También existe la posibilidad de optar por no darle ninguna paga, y cada vez que tu hijo o hija pida dinero, proporcionárselo.

Los psicólogos que han hablado sobre este tema lo tienen muy claro: hay que premiar la buena conducta de nuestros hijos, pero este premio no necesariamente debe ser económico. De hecho, lo que reclaman los niños es la atención de sus padres: un fuerte abrazo, un beso, que les digan lo orgullosos que están de ellos… Cuando los niños son más mayores, además de reclamar esta atención de los padres se les puede ir concediendo privilegios como jugar un rato más a la consola, por ejemplo. Hacer tareas en casa o sacar buenas notas en el colegio no deben convertirse en unas buenas acciones que ellos hagan solo y exclusivamente por recibir algo a cambio, se les debe enseñar la importancia de trabajar en equipo en casa y de sacar buenas notas para su futuro. Y para ello, el refuerzo emocional es más efectivo que el económico.

El refuerzo emocional es más efectivo que el económico

La recompensa en forma de dinero es un muy buen impulsor para que el niño haga caso, pero el efecto pasa muy rápido, y más todavía si es un niño rebelde o con alguna dificultad. Lo que queremos decir con esto es que siempre será más efectivo premiar su esfuerzo con acciones como ir al cine en familia, llevarle al parque o ver una película.

La recompensa económica es un buen impulsor pero su efecto es a corto plazo

Cuando el niño ya es un adolescente sí que se le puede asignar una paga, siempre y cuando se la haya «ganado» con su buen comportamiento, obedeciendo a los padres, colaborando en casa, sacando buenas notas… Es importante que esta paga siempre sea la misma, y que no por haber tenido mejor comportamiento durante una semana se le dé más dinero, ya que terminarán haciéndolo todo a cambio de esa compensación y eso puede acabar en un mal hábito.

Hablemos de edades: la mejor edad para empezar a darles propina a nuestros hijos es a partir de los 7 años. Deben saber sumar y restar bien para poder manejar el dinero. Para decidir con qué frecuencia darles esta paga, se pueden ir haciendo pruebas y ver cómo gestionan su dinero y cuán responsables son.

No es recomendable ofrecer recompensa económica antes de los 7 años de edad

Cuando están en la etapa adolescente, como la cantidad de dinero empieza a ser mayor, es muy importante ser consciente de las necesidades de tu hijo, ya que es una edad «peligrosa» en la que empiezan a estar expuestos al consumo de tabaco y alcohol. En España todavía existe mucha libertad a la hora de vender estos productos a menores de edad. Si bien es imposible que los padres controlen todo lo que se compran sus hijos, sí pueden controlar el dinero que les dan semanalmente, concediéndoles lo justo para que no puedan consumir ciertos productos que no serán beneficiosos para ellos.