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Si me llamas tonto, seré tonto

La importancia del lenguaje positivo

Los idiomas latinos son lenguas con una gran riqueza y variedad de léxico ofensivo. Este gran catálogo de palabras insultantes hace que se normalice el uso de ellas en situaciones que podrían evitarse. La normalización del uso indebido de palabras descalificativas no consigue hacer desaparecer su poder humillante.

“No es lo que los hombres son lo que me interesa, sino lo que pueden llegar a ser”

Jean-Paul Sartre

La importancia del lenguaje positivo es  una realidad, diferentes ciencias estudian las palabras como vehículos físicos de las emociones. Necesitamos confianza en las palabras que oímos y en las que decimos. Porque es con palabras que nos hablamos por dentro. Si un niño escucha a diario que es tonto, que hace tonterías, es muy posible que acabe creyendo que lo es. Y para qué esforzarse si ya sabe que es tonto.

¿A dónde van los insultos gritados a un menor? 

Familias y educadores han de ser conscientes del poder de sus palabras. Las palabras que dice un padre o madre a su hijo serán los ladrillos que construirán la vida interior de ese niño. Dylan Wiliam, educador británico y profesor emérito de Evaluación Educativa en el Instituto de Educación de University College London, afirma que la influencia de un profesor perdura unos tres años después del curso escolar en el que ha enseñado a un alumno como mínimo.

"Las culturas latinas, a través de sus lenguajes, han vinculado la amabilidad, la ternura y la bondad al hecho de ser débil o vulnerable"

 ¿A dónde van los insultos gritados a un menor? Los estudios neurocientíficos actuales aseguran que a ninguna parte, se quedan dentro del niño y entretejerán su historia narrativa interior. Las palabras con las que nos hablamos no salen fuera de nosotros, las emociones sí, a través del lenguaje corporal. Pero las palabras con las que nos describimos a nosotros mismos nacen del lenguaje adquirido.

Luis Castellanos, filósofo y pensador, investigador del lenguaje positivo dice “cuida tus palabras porque un día tus palabras cuidarán de ti”, en referencia a la importancia no solo de las palabras que usamos para comunicarnos con otros individuos sino también las que  pensamos sobre nosotros mismos.  Esas palabras las aprendemos de nuestros padres, nuestros maestros y el entorno social en el que crecemos. Por esa razón es tan importante cambiar nuestras palabras para cambiar nuestra realidad cotidiana. Si somos capaces de transformar nuestro lenguaje, podremos transformar nuestra vida y la de las personas que nos rodean.

El lenguaje positivo es una herramienta obligatoria en la educación para fomentar la consciencia sobre las palabras, los gestos e incluso los silencios llegando a desarrollar hábitos mentales saludables y conseguir  ser conscientes de nuestras emociones.

Las culturas latinas, a través de sus lenguajes, han vinculado la amabilidad, la ternura y la bondad al hecho de ser débil o vulnerable. Los últimos estudios desmontan esa idea tan arraigada, Richard Davidson, doctor en neuropsicología e investigador en neurociencia afectiva, afirma justo lo opuesto: “La base de un cerebro sano es la bondad, la amabilidad y la ternura. Se puede entrenar al niño para ser más amable y compasivo”.

Fuentes: 

Educar en lenguaje  positivo, Luis Castellanos, editorial Paidós Educación

Creating the schools our kids need, Dylan William,

 

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