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Primeros bebés en la era COVID

Los instintos nunca cambian

España ha registrado la cifra más baja de nacimientos desde principios del siglo XX. El porcentaje de nacimientos de enero a junio de 2020 se ha reducido en un 6,2 % respecto al año anterior.

El nacimiento del primer bebé siempre es un hecho transformador y único para la madre y el padre primerizos, pero en medio de esta pandemia sanitaria global el primer bebé se convierte en un acto doblemente relevante para todos. Los embarazos generan ilusión y miedo por igual, pero en tiempos de la COVID, con los sistemas de salud saturados y la falta de servicios vitales tanto para las mujeres embarazadas como para los recién nacidos (datos según UNICEF, mayo de 2020), el primer nacimiento hace que los instintos básicos de maternidad se desarrollen con más fuerza.

Los embarazos generan ilusión y miedo por igual

Cuando se abraza al bebé por primera vez ya nunca se vuelve a ser la persona de antes. Olvidarás todo lo leído, lo practicado, en un solo instante aparece una sabiduría transgeneracional que duerme en nuestro interior. Sabrás que no se necesita nada más que estar, estar con tu bebé y mirarlo. Es un milagro de ida y sin vuelta. El bebé nunca volverá a verte por primera vez ni tú a él, pero ya siempre podréis percibiros. 

Cuando se llega de vuelta a casa es como un salto al vacío sin monitor. Todo depende de ti y mirar a tu bebé ya no resulta tan sencillo. La separación del recién nacido puede ser aterradora pero la tecnología es una buena aliada y una cámara vigilabebés puede permitirte hacer otras tareas con la tranquilidad absoluta de seguir «estando» en contacto visual con tu bebé mediante la cámara web.

Mirar a tu bebé directamente, o mediante cámara web, no puede competir con ninguna otra prioridad

Nadie sabe más sobre su primer bebé que su madre o su padre, pues hay vínculos que surgen espontáneamente si hay confianza. Hay que confiar en lo que sentimos y favorecer la conciencia de las propias emociones: miedo, alegría, sorpresa, enfado… Todas ellas tienen su razón de ser, no hay que juzgarlas ni juzgarse por sentirlas.

La creación de un espacio tranquilo y cómodo donde no haya prisas ni tiempos fijados será lo mejor para favorecer el desarrollo de ambos: bebé y madre-padre. El crecimiento de cada bebé es único, no sigue un ritmo determinado, por lo que hay que confiar en los nuevos ritmos y horarios que nos marcarán nuestro día a día. Se impone una «nueva normalidad» para todos los protagonistas en la vida del primer bebé.

La maternidad o paternidad del primer bebé es algo que solo ocurre una vez en la vida y siempre prevalece frente a cualquier otra situación compleja. Mirar a tu hijo o hija directamente o por medio de una cámara web es algo que no puede competir con ninguna otra prioridad. ¡Pronto lo descubrirás!

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