Qué es y qué no es educación personalizada
Un concepto suprautilizado y malinterpretado
Estamos acostumbrados a observar el término «educación personalizada» junto al nombre de grandes marcas educativas. En la mayoría de ocasiones, esas marcas hacen alusión a la «exclusividad metodológica», pero cuesta bastante encontrar educación personalizada en la práctica real, porque el concepto se confunde con partes y principios que deben incluirse en toda personalización educativa. En este artículo vamos a intentar entender qué es y qué no es educación personalizada.
Es imposible hablar de educación personalizada sin mencionar al doctor en Pedagogía Víctor García Hoz, primer doctor en Pedagogía en España, catedrático de Pedagogía Superior, de Pedagogía Experimental y Diferencial así como fundador de la Sociedad Española de Pedagogía en 1949. García Hoz propuso un cambio de paradigma educativo, revolucionario en aquel entonces, en el que situó al alumno, como persona, en el centro de la tarea educativa. Su teoría fue clasificada como una pedagogía de la persona. Fue el propio García Hoz quien eligió la fórmula «educación personalizada» para definir su propuesta.
La verdadera revolución de la educación personalizada no es una mera cuestión metodológica sino conceptual, es preciso considerar al alumno como persona. Parece simple y lógico, pero no siempre ocurre así. Los niños son educados como los adultos que se supone que serán y no como las personas que ya son.
Qué no es educación personalizada
No es educación individualizada
No es desconsideración hacia la educación individualizada, porque esta ha conseguido entender que hay diferentes ritmos y diferentes formas para llegar a los mismos objetivos. Es un avance, sin duda, pero no es suficiente. Hay que partir de la existencia de distintos talentos (Calderero, J. F., 2020).
La educación individualizada puede ser muy despersonalizada si trata al alumno de forma genérica como si fuera un material rígido sobre el que profesor debe actuar para modificarlo. Por ejemplo, entregar los mismos deberes a todos los alumnos de una clase, aunque se les entregue de forma individual, no es educación personalizada, porque la actividad no se adecua a las características singulares de cada alumno.
Una educación personalizada no solo se produce cuando hay educación individualizada, es más, en ocasiones resulta contraproducente. Una educación personalizada ocurre también en trabajos colaborativos y cooperativos.
La educación personalizada se adapta a las características del alumno y su propuesta va más allá. La educación individualizada se focaliza en objetivos comunes y en los individuales, mientras que la personalizada pone al alumno como protagonista de su propio aprendizaje, lo que implica un reconocimiento del alumno como persona única, singular y distinta a las demás.
La persona no es resultado de la acción externa, sino que somos agentes creadores de acción. El sistema educativo trata a los alumnos como unidades de producción futuras y se les ofrecen nuevas habilidades de forma individualizada para que lleguen a ser unidades de producción más eficaces.
No es enseñar a aprender
Según David Bueno i Torres, biólogo genetista por la Universidad de Barcelona, especializado en neurociencia, aprender es un instinto básico en el ser humano. Entonces, la educación no debe focalizarse en que el niño aprenda porque ya lo hace sin la educación. El foco hay que ponerlo en desarrollar las habilidades del alumno para favorecer el aprendizaje.
El objetivo es capacitar a los alumnos para desarrollar su proyecto singular de vida. Por eso no son importantes los currículos o la mera transmisión de conocimientos sino el alcance formativo. La educación es algo dinámico donde todo está vinculado en igualdad de condiciones: la memoria y la creatividad, la libertad y la disciplina, por lo que se requiere equilibrio y coherencia.
Hoy sabemos que cada ser humano se completa con los demás. Así pues, «el fin de la actividad educativa no radica en el perfeccionamiento de la inteligencia, de la voluntad o en la educación de una capacidad técnica, sino en impulsar el proceso de personalización, mediante el cual el hombre pone en acto sus potencialidades personales» (García Hoz cit. en Medina Rubio, 1989, p. 17).
No es solo desarrollo intelectual
Gracias a la investigación en neurociencia se sabe que la inteligencia humana no actúa aisladamente, su funcionamiento se enraíza en la personalidad y en las capacidades ejecutivas o intelectuales que se desarrollan a lo largo de la vida, y además en las aptitudes intelectuales existentes en el individuo (Martínez-Otero, 2012). Es un nuevo concepto conocido como «inteligencia unidiversa», que hace alusión a la singularidad intelectual de cada individuo y a la diversidad de factores que hacen posible el desarrollo intelectual en la persona.
La educación no puede obviar los condicionantes sociales, culturales, afectivos, económicos, biográficos, etc., del niño si pretende alcanzar un aprendizaje significativo y valioso. Sin todos estos factores la persona no despliega su inteligencia.
¿La educación personalizada depende de la tecnología?
Un aula provista de ordenadores de última generación no es garantía de educación personalizada. La tecnología es una herramienta, un recurso, pero no es el principal impulsor del aprendizaje personalizado.
Qué es educación personalizada
La educación personalizada educa para el desarrollo de la singularidad de cada alumno y esa singularidad solo es posible en sociedad y dentro de un grupo. No solo debe cambiar cómo se entiende al alumno, sino también el rol del profesor y de la clase al completo.
El profesor no es un mero instructor o difusor de conocimientos, debe ser entendido también como persona única y singular que se desarrolla en cada clase. Y el grupo del aula es una comunidad, una colectividad de individuos-persona que dirigen su desarrollo educativo con la supervisión de la persona docente. Todas estas sinergias implican la existencia de un ambiente donde se encuentren todos estos protagonistas con confianza y libertad.
La educación personalizada es un proceso que crea experiencias educativas para cada estudiante según las habilidades sociales y emocionales de cada alumno, alineada con los estándares académicos rigurosos. Y para crear esta situación de oportunidades de aprendizaje personalizadas puede usarse la tecnología, la enseñanza individualizada o el trabajo en equipo (Tourón, 2019).
Hay que superar viejos paradigmas que consideraban a los alumnos «páginas en blanco» en las que había que escribir. Ningún alumno llega en blanco a la escuela, cada uno tiene una historia única y singular junto a capacidades que todavía desconoce y que puede desarrollar.
Cómo personalizar el aprendizaje
La clave es motivar al alumno de modo que él decida que valen la pena los procedimientos y las actividades mentales que se requieren y se activan para que se produzca el aprendizaje.
El profesor debe facilitar el procesamiento de la información y no solo con recursos didácticos tecnológicos sino con estrategias de trabajo mental que mejoren el funcionamiento del cerebro. Cada alumno tiene una forma de aprendizaje distinta y única en función de sus cualidades cognitivas como atención, motivación, organización, impulsividad, planificación…
La educación personalizada no solo ocurre en el ámbito del centro educativo, en realidad implica una participación de todos los agentes educativos: familia, sistema educativo y sociedad en general.
Referencias:
Calderero, J.F., profesor titular de Teoría y Práctica de la Investigación Educativa, conferencia (2020). «Educación personalizada en la era digital», Universidad de la Rioja (UNIR).
Martínez-Otero, Valentín.(2012). La inteligencia unidiversa y su proyección educativa. Unidad de Información Científica y Divulgación de la Investigación, Universidad Complutense de Madrid. https://www.ucm.es/data/cont/media/www/pag-10588/201306_03_not.pdf
Tourón, Javier ( 2019). «Talento, educación, tecnología». Artículo en diario La Rioja. Consultado el día 14 de noviembre de 2020.
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