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Robótica social y emotiva

Nuevo miembro en las aulas: un robot

3ª Conferencia Internacional de Educación

Jordi Albó i Canals, Ph.D. en Ingeniería mecatrónica, robótica y de automatización, M.Sc. en Ingeniería de telecomunicaciones y  B.Sc. en Ingeniería electrónica, en La Salle, Universitat Ramon Llull, Barcelona, ha impartido un taller práctico a docentes  en el espacio STEAM Conference Barcelona, organizado por EDUCaixa, Obra Social La Caixa, en el espacio del CosmoCaixa, las jornadas se iniciaron el jueves 20 hasta  el sábado 22 de abril de 2017.

Jordi Albó es uno de los precursores del concepto de robótica social  dirige sus proyectos al desarrollo de robots para uso educativo y  terapéutico, cree firmemente que tener un robot personal contribuye a mejorar nuestro bienestar.

Es importante diferenciar entre robótica industrial y robótica social.

  • La primera busca producir más cantidad a menos coste, sustituir personas y mejorar procesos.
  • La social pretende humanizar la tecnología y potencializar las capacidades humanas sin necesidad de sustituir a la persona.

Si nos centramos en lo que puede hacer un robot dentro del aula es un camino que tan solo se ha empezado a andar. Hay muchos retos para el docente, que a veces no entiende que el robot es una herramienta más, como lo son las tabletas o los ordenadores.

Los modelos de robots educativos han pasado de costar 6.000 euros a unos de 200 euros en menos de 5 años. Uno de los objetivos de esta rama tecnológica es conseguir la industrialización de los prototipos educativos para poder seguir reduciendo costes y  que todas las familias puedan adquirir uno.

Actualmente, los modelos son algo precarios y hay que conectarlos a un router y dotarlos de internet para gestionarlos mediante un ordenador o un dispositivo móvil. Se recomienda tener conocimiento básico de programación y de inglés, que es el primer idioma en el que se construyen los robots más comercializados, después se traducen las aplicaciones al chino, japonés y por último al español.

Las pruebas realizadas con niños que se han llevado un robot a casa, y lo han tenido que cuidar por unos días, revelan que el niño consigue aprender muchas materias jugando. Esta parte de la convivencia y la interactuación con un menor también genera retos jurídicos para desarrollar un nuevo marco legal que regule la relación robot-humano.

Los robots generan emociones por su aspecto físico y no pretenden sustituir al profesor, sino bien al contrario, buscan que el docente pueda dedicarse a tareas más creativas y productivas como el desarrollo de contenidos o el dar un mayor soporte personal  al alumno. El robot puede monitorizar  y evaluar a los niños de forma más divertida, interactuando a través del movimiento o de la voz. Un robot puede detectar emociones y reconocer el nivel de atención del alumno por un sistema de reconocimiento facial en cuestión de milisegundos.

Actualmente, los profesionales que ya están impartiendo asignaturas con  un robot recomiendan trabajar en grupos de cuatro alumnos, lo que significa un nuevo concepto de trabajo en equipo. Hasta ahora se solía usar la típica cartulina, se repartían tareas pero no interactuaban entre ellos. El hecho de trabajar a la vez y en grupo, resolviendo los retos que plantea el robot, produce sentimiento de pertenencia e interactuación real de los alumnos. Favorece el desarrollo individual dentro de una comunidad. Cada alumno actuará en aquello  que se sienta más cómodo, y el éxito se alcanza con la suma de la participación de todos los miembros, evitando así el sentimiento de frustración y rechazo que surge, en algunas ocasiones, en la relación profesor-alumno.

El uso del robot no implica la desaparición de los libros, libretas ni la pizarra sino una actividad transversal para cada materia. El docente debe tener muy claros los objetivos de cada unidad de contenido a trabajar con el robot.

La robótica educativa es algo que está entrando muy rápido en las escuelas y exige la colaboración interdisciplinar de logopedas, docentes, ingenieros e informáticos para hacer accesible y útil la existencia del robot. Por supuesto, no hay que olvidar a los padres. Si alguien tiene miedo a la tecnología ya existen talleres gratuitos de formación en robótica educativa para familias.

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