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La Escola del Mar, Barcelona 1922

Un proyecto educativo infinitamente innovador

Imagina un mundo donde los niños desean despertar cada mañana para ir al colegio. Así fue la Escola del Mar, un proyecto innovador que para muchos se convirtió en el símbolo de la cuidad, un lugar donde los niños aprendieron a pensar, sentir, compartir, formarse, y sobre todo, a ser ciudadanos de su ciudad, la ciudad de la escuela.

 ¿Cómo normalizar la educación si ni siquiera había colegios?

Situada ahora en El Barrio de Guinardó, La Escola del Mar abrió sus puertas al alumnado el día 26 de enero de 1922. Por entonces no existían escuelas de esas características. Fue totalmente innovadora. Ubicada justo enfrente del mar, de mente abierta, igualitaria entre sexos y renovadora en su metodología, se convirtió en toda una propuesta de progreso para la paupérrima situación que a principios de siglo vivía la educación, envuelta en un analfabetismo disparado que tan solo contaba con la buena voluntad de algunos profesores preparados. ¿Cómo normalizar la educación si ni siquiera había colegios?

Bajo esta situación, el año 1917, se creó en Barcelona una comisión de cultura gubernamental que abogaría por la construcción de edificios destinados a ser escuelas y se encargaría de la higiene de los estudiantes haciéndose cargo de su cuidado y salud, siempre bajo el compromiso de que la función educadora se ejecutase con responsabilidad.

Al igual que La Escuela del Bosque de Rosa Sensat, La Escola del Mar fue en un principio parte de un proyecto pedagógico destinado a estudiantes con problemas de salud, pero en ningún caso fue un espacio para enfermos. Esa fue una de sus funciones, el refortalecimiento físico de algunos niños que padecían tuberculosis pulmonar, bronquitis o enfermedades similares, pero fue una labor que se combinó desde el comienzo con la enseñanza de Primaria. La finalidad última siempre fue educar a los estudiantes para ser ciudadanos.

“Los niños han de ser conscientes de que son ciudadanos de la ciudad denominada escuela." Pere Vergés, director de La Escola del Mar.

Mar, arena, aire, estas fueron las principales compañeras de la Escola del Mar, un espacio tranquilo y apacible donde los estudiantes además de aprender a pensar podían tomar algún baño durante los días de verano, escuchaban a Beethoven y Mozart a través de una gramola y practicaban el ritual de la siesta después de la comida reposando todos juntos sobre la arena en hamacas de playa.

Aprender en la naturaleza y aprender de ella, conocerla, no memorizar. Las aulas eran mixtas y desarrollaban prácticamente todas sus actividades al aire libre. Los alumnos llevaban un brazalete con el que podían subir gratis al transporte público que los llevaba y acercaba a casa. En La Escola del Mar estudiar no era lo importante, lo verdaderamente importante era aprender. 

Aprender en la naturaleza y aprender de ella, conocerla, no memorizar

El 7 de enero de 1938, en plena Guerra Civil, una bomba acabó con La Escuela del Mar. Las llamas arrasaron el edificio y todo su archivo, incluidos los documentos escritos por los alumnos. Sin embargo, la tragedia no acabó con el sueño de su director, quien al poco tiempo consiguió trasladarla a Montjuic para continuar con sus funciones en la naturaleza durante una temporada, hasta que finalmente, en el año 1949, se trasladó de manera definitiva al barrio de Guinardó, donde continúa su labor en la actualidad.

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